Suicidio ONG
Un lugar de encuentro para personas afectadas por el drama del Suicidio
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- Dopamina: la clave para entender el bienestar, las adicciones y el pensamiento suicida
Cuando hablamos de adicciones pensamos en droga o alcohol. Algunas veces también en juego, comida, trabajo o sexo. Podríamos agregar a está lista la televisión, las redes sociales, los medios de comunicación digitales y muchos objetos o actividades más, en rigor podemos ser adictos a cualquier cosa que tenga la capacidad de provocarnos placer. Es que, como dice la doctora Marian Rojas Estape en el reportaje que le concedió a Infobae , el placer y la adicción están íntimamente relacionados. Por las dudas aclaramos que no nos referimos aquí al sano placer que muchas actividades en justa medida pueden brindarnos, pero el límite entre el sano placer y la adicción suele ser difuso y esto se explica por el funcionamiento de los mecanismos de recompensa en nuestro cerebro. La naturaleza se aseguró de que realizáramos algunas actividades esenciales para nuestra supervivencia o la de la especie, como comer o tener sexo, mediante circuitos de recompensa. La dopamina es el neurotransmisor que se genera en estas y otras actividades placenteras. Se podría decir que es la manifestación química del placer, la moneda de cambio con la que la naturaleza nos recompensa por asegurar nuestra supervivencia o la de la especie. El problema es que, como dice la doctora Rojas Estape, aprendimos a hackear esos circuitos de placer. Muchos productos y actividades modernas están específicamente diseñados para generar una gran cantidad de dopamina en forma instantánea: comida chatarra, videojuegos, series, pornografía online, redes sociales, comunicaciones instantáneas y muchas más. ¿Cuál es el problema si la dopamina nos genera placer? Justamente, que una gran cantidad de dopamina nos vuelve insensibles a este estímulo, de manera que necesitamos cada vez más para obtener cada vez menos placer. Así nos volvemos adictos casi sin darnos cuenta. Pero el mayor problema no es ese, sino que nuestros circuitos de recompensa saturados ya no nos permiten disfrutar de los estímulos simples de la vida cotidiana: una palabra amable, acariciar a una mascota, terminar un trabajo bien hecho, amar o ser amado. La vida deja de tener incentivos o propósitos válidos cuando nuestros mecanismos de recompensa cerebrales están saturados. Lo que sigue es la depresión y en algunos casos el pensamiento suicida. Afortunadamente, como también señala la doctora Rojas Estape, este camino se puede desandar. ¿Cómo? Aprendiendo a aplazar la recompensa. Inevitablemente seguiremos viviendo en una sociedad llena de estímulos adictivos, por eso esta propuesta además de efectiva es muy realista. No nos pide que tiremos nuestro celular a la basura, que cerremos todas nuestras redes sociales ni que hagamos una dieta cien por ciento naturista. Podemos seguir disfrutando de todos los placeres, también de esos placeres tan artificiales que trajo la modernidad. Lo importante es la medida: cuándo y cuánto. Si aprendemos a medir y postergar estos “permitidos” no nos producirán menos placer sino más, y cada vez más a medida que nuestros receptores de dopamina dejen de estar saturados, y lo que es más importante: volveremos a disfrutar de esos pequeños placeres de la vida que son, en definitiva, las cosas que la colman de sentido y nos protegen de nuestros propios pensamientos suicidas. Ver también: Conocer y Promover los Factores Protectores de la Conducta Suicida El Proceso Suicida y las múltiples oportunidades de prevenir Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG
- El poder de la oración para superar pensamientos suicidas
Desde muy chica comencé a tener episodios de angustia. Vivía rodeada de una familia tradicional, pero un poco fría. Mi progenitor (ahora mi amado padre) era alcohólico y violento. Mi madre trataba de suplir las necesidades a pesar de todo el ambiente de vicios y violencia en el que vivíamos. Desarrollé trastornos alimenticios debido a las palabras que mi padre me decía. Tenía una autoestima muy baja, llegué a odiarme y a odiar mi cuerpo. A mis 16 años comencé a tener pensamientos suicidas, me lastimaba las muñecas, me pinchaba piernas y brazos, etc. Un día tuve un episodio nervioso que me llevo a cortarme muy profundo una de mis muñecas, y mi dolor pasó a ser descubierto por mi familia. Desde ese momento visitamos tantos hospitales, psicológicos y psiquiatras. Me dieron tantos medicamentos y tratamientos, que mi madre ya no sabía qué hacer conmigo. Fue un tiempo difícil. Una sobrina mía había viajado de vacaciones a visitar a su hermano, dieron con una campaña evangelística y aceptaron a Jesús en su corazón, ella y su familia. Y bueno cuando ella vino a verme yo ya no hablaba con nadie, pensaba que para qué iba a hablar si nadie entendía lo que me pasaba ni podía ayudarme. Simplemente me habló de Dios y oró por mí, me invitó a la iglesia al otro día y fui. Jamás había pisado una iglesia cristiana, no sabía qué hacer pero me hizo bien, todo lo que hablaron me tocó profundamente y comencé a tener fe en Dios, a pedirle que cambiara mi vida y lo hizo. Tenía varias enfermedades entre ellas tiroides y trastornos alimentarios. Tenía anorexia y bulimia. Llegué a pesar 20 kilos menos de mi peso normal. Adelgacé tanto! Hacía mucho ejercicio y no quería comer. Cuando comenzaron a obligarme a comer desarrollé bulimia. Al tiempo de haberme reencontrado con Dios volví a hacerme los estudios y ya no tenía nada. Con los psicológicos hablé y me dieron de alta. Les dije que me sentía tan bien, con muchas ganas de vivir y que Dios pudo ayudarme a superar los problemas con los alimentos. De estar llorando todo el día, comencé a andar saltando en una pata de alegría. Con mi padre siempre fue una relación difícil. Él maltrataba a mi mamá, llegué a odiarlo, con mi hermano teníamos tanta bronca hacía el que a veces ansiamos meternos en las peleas para hacerle daño. Él jamás me golpeó, ni a mi hermano, pero si a mi madre, y a mis hermanos mayores. Pero le teníamos miedo, nos gritaba y nos decía cosas muy feas cuando se enojaba o bebía. Trabajamos a la par de él, yo era mujer pero siempre quise que estuviera orgulloso de mi, me esforzaba por hacer trabajos de hombre para que él me mirara con aprecio. Hasta que ya no pude contener la situación conmigo misma. Culpaba a mi madre y a él por todo, los odiaba pero Dios me ayudó a perdonarlos y hoy en día tenemos una bella relación. Hoy tengo 29 años. Tuve mis momentos de recaídas, pero desde que conocí a Dios, sobrevivo de pura gracia suya. No me dejo vencer, sé cómo pelear contra esos pensamientos negativos y lucho cada día con las fuerzas que Dios me da. Saludos y qué Dios los bendiga. Ver también: Dejanos tu Testimonio de superación en relación al suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas
- ¿Qué significa ser voluntario/a?
Muchos ven al voluntariado como una carga que algunas personas generosas se auto imponen para ayudar a otras. Nada más lejos de lo que sienten la mayoría de los voluntarios que colaboran con diferentes asociaciones civiles o instituciones públicas. Para ejemplificar esto bastan algunas respuestas de los voluntarios de Hablemos de Suicidio ONG cuando uno de sus compañeros les preguntó qué significa para ellos ser voluntario. Me permite poder entregar algo que llevaba oculto, intentar ser otra personita, tener y sentir otras emociones que no conocía, me regala el placer de Ser para otros alguien, de entregar desde mi mirada un abrazo, un cachito de Vida. Desde mi parecer, es una bella Misión de Vida. Para mí ser voluntaria me permite evolucionar como ser humano al compartir mí tiempo, dedicación y amor desinteresadamente con otro ser que también me nutre de su experiencia de vida, dándole a mi propia vida un sentido más humanizado. En este camino encontrar personas increíblemente maravillosas. Para mí, ser voluntaria es un aprendizaje constante, es mejorar día a día con lo que recibo de otras personas en un intercambio donde se ponen en juego la sensibilidad, la tolerancia y el respeto. Pero sabiendo que juntos podemos lograr el objetivo que nos proponemos para construir un mundo mejor. Mil gracias por darme la posibilidad de formar parte de esta hermosa familia. Ser Voluntaria es el equilibrio que necesito en mi vida de ese "dar y tomar" para poder sanar un poquito todos los días... sabiendo que el otro también soy yo. Solo quiero cumplir la promesa que le hice a Patri el día que la despedimos: que su dolor y el de mis hijos y el mío no van a ser en vano que trataría de dejar algo aquí antes de marcharnos en honor a ella y esa posibilidad me la ofrece el voluntariado, creo que es por ahí, abrazo a todos. Ser voluntario es poder dar una oportunidad a alguien de ser comprendido y escuchado y a través de esa experiencia también; poder descubrir que nos mejora para ser más humanos y transformar con tiempo y paciencia nuestras heridas y la del otro en cicatrices del alma que cuando hayan dejado de supurar angustia y dolor serán los escalones que nos permiten elevarnos y poder ver más allá del día a día. Abrazo del alma para todos. Ver también: Sumate al voluntariado en Hablemos de Suicidio Otras actividades de Hablemos de Suicidio
- Abrazando la vida Mar del Plata
Mi nombre es Andrea soy superviviente a la muerte por suicidio de mi hijo Matías, que partió en el año 2013. En la ciudad donde vivo, Mar del Plata. No encontré en ese momento grupos para padres que perdieron hijos y tampoco grupos para familiares afectados por el drama del suicidio. En enero del 2022 surge en Mar del Plata el grupo RENACER, un grupo de ayuda mutua para padres con hijos fallecidos, comencé a concurrir porque allí encontré un espacio donde poder hablar con personas que habían pasado por lo mismo y me entendían. En el grupo conocí a Nazarena, ella había perdido a su hijo Eneas hacía muy pocos meses. Por mi parte estaba en una búsqueda de alguna ONG que trabajara en prevención de suicidio, donde pudiera aprender y adquirir herramientas para poder ayudar, a su vez Nazarena que es docente comenzó una diplomatura sobre el tema. Yo encontré a Hablemos de Suicidio, un espacio del cual estoy muy honrada de pertenecer, no solo por la experiencia sino también por la formación continua que brindan y por la calidad y calidez de sus integrantes. Para el 10 de septiembre del 2023 se nos ocurrió hacer una convocatoria a supervivientes y afectados y conmemorar el día mundial de la prevención entregando folletos en una plaza céntrica de la ciudad. Hicimos una gacetilla de prensa y algunos medios nos hicieron notas breves preguntando quiénes eran esos “auto convocados”. Así nació "Abrazando la Vida". Por la decisión de hombres y mujeres que no queremos que se pierden más vidas y que sabemos que el suicidio se puede prevenir, aplicando la escucha activa, con trabajo en conjunto, es posible salir adelante. Luego del 10 de septiembre nos empezamos a reunir, primero lo hacíamos en un café porque no teníamos lugar físico, pero sí muchas ganas de trabajar. De estas reuniones surgió la presentación de dos proyectos en el Honorable Concejo Deliberante (HCD), el primero aprobado por unanimidad declarando a la cinta naranja como el símbolo de la prevención del suicidio; necesitábamos que la sociedad nos visibilizara, y se comenzara a hablar de este tema tabú. Y otro para la implementación de la mesa intersectorial en prevención del suicidio. También realizamos una búsqueda de las personas y organizaciones que estaban trabajando esta temática en la ciudad, porque sostenemos que la causa está primero y juntos podemos lograr mejores resultados. Y así comenzamos a tejer redes de trabajo e intercambio de saberes y recursos. El 2024 nos encontró con los objetivos más claros y con mucho trabajo hecho y por hacer. Seguimos con las jornadas de prevención con distribución de folletería sobre el tema, estuvimos en un stand en el COSAPRO y el 10 de septiembre hicimos un festival con música y teatro. Nuestro grupo creció, ya somos más de treinta voluntarios que trabajan en distintas áreas. Algunos se encargan de las charlas de formación de preventores, talleres de prevención y abordaje del malestar subjetivo; un grupo de jóvenes conduce un programa de radio de frecuencia semanal donde se abordan temas relativos a la salud mental y a la prevención del suicidio; otros participan de la organización de las campañas aportando su presencia, charla y escucha cada vez que estamos en un lugar público. Recibimos pedidos de capacitación o información de escuelas, merenderos, y organismos que necesitan capacitar a su personal. Las charlas son gratuitas y presenciales. Tenemos un grupo de ayuda mutua para supervivientes que es virtual, por meet los días miércoles. Y tratamos de orientar a todas aquellas personas que se nos acercan con alguna inquietud. Estamos terminando este año muy felices, porque casi finalizamos la constitución de la ONG, y porque en el HCD fue aprobada la jornada de trabajo para la mesa intersectorial, que se llevó a cabo el día 13 de diciembre, con la presencia de todos los sectores para poder comenzar a realizar una tarea de prevención en conjunto. Después de terminadas las exposiciones el concejal Diego García anuncio que presentará un proyecto para que se conforme la mesa intersectorial. Estos logros son el resultado del esfuerzo de todas y cada una de las personas que trabajamos voluntariamente, que intentamos cada día trascender el dolor con la mirada puesta en otro ser que sufre. Queda mucho por hacer y por ello vamos. En honor a cada uno de los seres que amamos que murieron víctimas de suicidio y para ayudar a quienes están aquí luchando con sus fantasmas, que sepan que no están solos, que hay esperanzas y que su vida vale. Contactarse por Instagram @abrazandolavidamdp
- Colaborar con el tratamiento para superar pensamientos suicidas
Actualmente tengo 15 años, pero no pensé llegar ni a cumplir 14. A mis 13 intenté terminar con mi vida alrededor de diez veces. Siempre terminaba con malestares pero no lograba mi objetivo. En mi último intento, por la posible mortalidad, fui internada en una UCI, y permanecí durante dos semanas para luego ser trasladada a un hospital psiquiátrico al que no quisiera volver a pisar jamás. Cometí este acto al no estar conforme con ningún aspecto de mi físico. Había sufrido bullying. Permanecía sola la mayor parte de el tiempo. No estaba conforme con mi físico. Usaba el tapabocas todo el tiempo. Era muy insegura. Tenía problemas con la comida. En un día podía tener una comida o ninguna. Me auto lesionaba los brazos. Cuando mi madre se enteró inicie con los muslos. Y frecuentemente me intoxicaba con medicamentos para no ir al colegio. Mi casa estaba llena de peleas. Vivía llorando todo el tiempo, y mi tristeza pasó a ser mal humor por lo que parecía tener un temperamento fuerte. En ese momento el abandono por parte de mi padre y nulo contacto fue un factor muy importante. Por un impulso decidí acabar con mi vida sin importar las otras personas que me quisieran por que mi vida no tenía rumbo. Me sentía en un túnel de suma oscuridad sin final. Recibía terapia psicológica y psiquiátrica pero no sentía que tuviera mayor efecto. No colaboraba en las sesiones. Veía que la terapia no estaba dando resultado. No mostraba resultado alguno para mí por lo que quería ya apagar de manera definitiva el dolor que sentía en cada momento. Ya no podía soportarlo más y quería tener mi mente tranquila y limpia, por lo que cada pensamiento intrusivo se apoderaba de mi, llenaba poco a poco con cada uno la gota hasta estallar el vaso que me llevó a cometer el intento Actualmente hace un año y 3 meses de mi último intento puedo asegurar que si hay una salida. El suicidio no es opción. Se que es un proceso muy difícil porque lo he vivido en carne propia pero si lo incluyes en tu mente ,si buscas ayuda y colaboras, lograrás salir de esto y saldrás del túnel oscuro a uno luminoso. Ver también: Dejanos tu Testimonio de superación en relación al suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas
- Superando el "ejemplo familiar" de pensamiento suicida
De chica siempre tuve miedo que mis papás se murieran, creo que como cualquier niño, pero yo mucho más. Muchas noches mi papá llegaba tarde y mi mamá lo esperaba llorando diciendo que se quería morir. Yo era muy chica pero no podía dormirme tranquila hasta que él no regresaba. Esto se volvió rutina para mi. A veces me hacía la dormida como si nada pasara, o cuando la cosa se ponía difícil me levantaba y consolaba a mi mamá y le decía que por favor no lo hiciera. Las noches eran difíciles, pero nunca los veía discutir. Cuando crecí, mi mamá concretó dos intentos de suicidio. El segundo fue grave y le trajo muchos problemas de salud, se empezó a tratar. Un día salimos con mis hermanas a pasear y ellas vieron a mi papá con una mujer, a mi no me dejaron verla. Volvimos a mi casa y mi papá amenazó con quitarse la vida, estuve un rato convenciéndolo de que no lo hiciera. Hasta que lo logré. Sola en casa con él. Los años pasaron, mis padres seguían juntos, ya ninguno de mis hermanos vivía en casa. Yo vivía con mi novio. Lo engañé. Y cuando él se enteró y me dejó. Sin pensarlo tuve un intento de suicidio. Juro que no fue premeditado, no lo pensé ni un segundo. Fue un acto reflejo. No quería sentir ese dolor. Me atendieron en urgencias y mi vida siguió como si nada pero acelerada. Mi ex sacó mis cosas a la calle, quería que las vaya a buscar ya, y yo quería darle explicaciones. Agarré un arma que había en casa (la misma que le quite a papá) y me fui en mi auto. Cuando me estacioné, a los 5 minutos mi hermana que me había visto mal me empezó a golpear el vidrio. No quería abrirle. Vino la policía, reaccioné y decidí abrirles. Me llevaron a la comisaría. Ahí dije: "no quiero vivir mas , mi vida no tiene sentido. Por favor, necesito ayuda". De la comisaría me llevaron directo a una clínica psiquiátrica, me hizo muy bien. Pero cuando salí fue mucho lo que tuve que enfrentar, era la loca del arma , la que estuvo internada. Era noviembre del 2016. Salí en diciembre. Cuando salí me enteré que mi hermano se estaba separando, que la estaba pasando mal porque no podía ir a su casa. Su ex le había puesto una perimetral. Le ofrecí mi ayuda: buscaba a sus hijos de 1 y 4 años todos los días para que los viera. Todo parecía ir mejorando, se lo veía bien. A los pocos días mi hermano se suicidó. De un día para el otro. Mi vida se volvió a desbastar, pero esta vez tenía dos grandes motivos por los que luchar: mis sobrinos. Y entendí que la vida pasa tan rápido... Que ya va a llegar el momento, que todo pasa por algo. Que el dolor que sentí aquella vez que me abandonó un novio, no era nada en comparación con la pérdida de mi hermano. Y que no quería que mis sobrinos vuelvan a sentir tristeza nunca más. La vida es hoy, es corta. Es un segundo qué hay que pensar. Yo podría ser mi hermano, pero por algo estoy acá. A veces es inevitable sentir dolor. Pero se puede seguir hay que encontrar ese motivo. Ya va a llegar nuestro momento. Y ya nos vamos a reencontrar. ¡Vivamos! Ver también: Dejanos tu Testimonio de superación en relación al suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas
- Violencia de género y suicidio
Mí vida se hizo muy difícil. Nací en un pueblo con educación católica. Creía qué si tenía un novio, debía casarme con él. Y así ocurrió. Obviamente, no lo conocía ni lo más mínimo, los golpes y el bajar mí autoestima comenzaron durante el noviazgo de 5 años. Ya me amenazaba con que si contaba algo me mataría. Dentro del matrimonio, recibí golpes, trompadas, patadas, y descalificaciones horribles. Yo trabajaba, trabajaba, callaba y me aislaba. Ahí comenzaron mis intentos de suicidio. Solo quería morir, porque me hizo creer que era la peor mujer y la peor madre. Tuve cuatro hijos hermosos, todos embarazos de alto riesgo. Cuándo se enteraba qué estaba esperando un hijo, me pedía que lo abortara. Y a ese espantoso pedido se sumaba su madre, maltratadora como él. Jamás permití que me hagan un aborto. Con mi tercer embarazo me llevó con engaños y amenazas a una clínica para abortar. Ni bien se fue, yo, ya dentro de esa sala dónde matarían a mí bebé, los miré uno por uno y salí corriendo; corrí hasta mí casa temblando, espantada. La represalia de él vendría volando. Lo ignoré. Fue a buscar a mis padres para convencerme de ese asesinato. Les dije: “Sí mi hijo se muere, yo me muero con él”. Y así miles de maltratos y desprecio por la vida, hasta la de sus hijos. Ya no daba más de soportarlo tantos años. Me pidió la separación, ya que él decía que yo estaba loca y era puta. Firmé la separación de hecho y le di una amplia visita a mis hijos que también eran suyos. Pensaba que así cesaría el maltrato y los golpes, pero no, eso lo enfureció más. Me seguía en la calle, me golpeaba, me amenazaba con navajas y cuchillos. Hasta llegó a un intento de homicidio. Hoy se llamaría femicidio. Pensé que me moriría de tantos golpes, se sumaron mí hija mayor y mí tercer hijo. Él les gritaba: “¡Mátenla! Ustedes son menores, no les va a pasar nada. Quedé casi sin respirar. Una vecina y amiga llamó a mis padres. Mí papá rompió la puerta de entrada, mi mamá gritaba. Vino la ambulancia de emergencias, la policía y mí hermana que era policía de la Federal. Me trasladaron al hospital. Pensé qué se había salido con la suya, qué me estaba muriendo. Pero sobreviví. A mis hijos los perdoné porqué fueron manipulados por un monstruo. Renuncié a mis trabajos y con mis cuatro hijos, uno bebé, me fui a vivir a Caleta Olivia (Santa Cruz). No fue fácil. Otra vez a trabajar muchas horas sin franco. Pasamos hambre y frío. Pero me ayudaron personas maravillosas a darle de comer a mis hijos. Estaba desgastada. Después migre a dónde vivo hoy en Mar del Plata. Las amenazas de este psicópata continuaban por cualquier medio. Y otra vez mis intentos de suicidio. ¡No daba más! Hoy ya mis hijos son grandes. Vivo sola. Tengo muchos bajones, demasiados. Mis pensamientos suicidas no pararon. Ahora mi lucha es con mi mente. Aún está esa vivencia, “un cuento de horror" pero en la pantalla de este camino llamado vida. No termina. No sé el final... Pero en mi vaivén sé que aún respiro. Ver también: Dejanos tu Testimonio de superación en relación al suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas
- Día del Superviviente a la muerte de un ser querido a causa de suicidio
Cuando murió mi madre a causa de suicidio, hace ya 33 años, sentí muchas cosas, pero los sentimientos más persistentes fueron la culpa y la vergüenza. Entre mis otros familiares debe haber pasado lo mismo, de hecho, no se volvió a hablar del tema. Hubo un pacto tácito de silencio muy conveniente, o al menos cómodo. Así nadie se tendría que enfrentar a esas frases que comienzan con “si hubieras hecho” o “si no hubieras hecho” que yo mismo me repetía a diario en mi cabeza pero que no hubiera soportado dichas por otro. Así pasaron los años. La vida dejó de tener ese brillo, esa inocencia de aquel otro mundo en que el suicidio no existía, o era cosa de otros, siempre de alguien más, seguramente con problemas terribles, no como nosotros que teníamos nuestras cosas pero las resolvíamos en casa. El suicidio de mamá nos golpeó como una bofetada en el medio de la cara. De algún modo nos dijo “despierten, por ahí no va la vida”, pero decidimos ignorarlo, al menos yo lo decidí. También elegí el silencio hacia afuera. Era joven, quería progresar, quería que los demás me vean como alguien normal, confiable, no como ese loco, o peor, como ese insensible que no supo cuidar a su madre o que tal vez la empujó al suicidio. El silencio hacia afuera fue más estricto, más duro, nadie se tenía que enterar, nada de terapia, nada de andar contando por ahí, dándoles de qué hablar a la gente. Ni siquiera pensarlo. Ese fue el peor de los silencios: “Ni siquiera pensarlo”. Hice de cuenta que no había pasado, seguí con mi vida, con mi profesión, con mi familia. Lo que hubiera sucedido quedó atrás. Debo reconocer que con este método llegué a un equilibrio funcional. Las cosas iban bien y mi cabeza recuperó cierta calma, hasta que, diez años después de la muerte de mi madre a causa de suicidio, todos esos pensamientos y sentimientos reprimidos se amontonaron. La culpa comenzó a castigarme como nunca antes, al punto en que yo también comencé a tener pensamientos suicidas y otros síntomas que nunca hubiera imaginado. Recién entonces, forzado por los hechos, me animé a pedir ayuda y a hacer terapia. También encontré en la web un grupo donde se podía hablar sobre el pensamiento suicida y otro en el que se reunían personas que perdieron seres queridos a causa de suicidio. Descubrí que no estaba solo, que esto que me pasó a mi no me pasó “solo” a mí, que le pasa a miles de personas cada año solo en Argentina. Cuando estuve medianamente recuperado sentí la necesidad de ayudar a otras personas con pensamientos suicidas. Me inscribí como voluntario en una asociación civil para la prevención del suicidio donde aprendí a escuchar y el poder de la escucha activa para prevenir el suicidio, pero aún no me animaba a hablar sobre mi propia historia, temía que no me consideraran apto para ayudar a otros, lo que en parte estaba justificado porque escuché señales de desconfianza hacia compañeros que sí habían hablado de sus pensamientos suicidas o de la pérdida de un ser querido a causa de suicidio. Muchas veces se los hacía a un lado con frases aparentemente piadosas como “aún no está preparado”. Luego entendí que esa reacción falsamente compasiva de muchas personas es la otra parte del pacto de silencio. Aquella que de algún modo sutil castiga a quienes se animan a hablar. Aquella que nos dice "no queremos saber" porque mientras no sepamos podremos conservar la fantasía de que a nosotros no nos va a pasar. De todas estas experiencias, y de experiencias parecidas de mis compañeros, surgió la idea de Hablemos de Suicidio, un espacio donde pudiéramos hablar libremente de lo que nos pasa y lo que sentimos en relación al suicidio o al duelo por suicidio sin miedo a ser juzgados. Sé que aún falta mucho camino por recorrer, y que es importante que demos cada paso, porque mientras nos sigamos refugiando en la comodidad del silencio más personas seguirán muriendo a causa de suicidio. Los que hemos tenido pensamientos suicidas y los que hemos perdido un ser querido a causa de suicidio tenemos una mayor responsabilidad. Nuestra experiencia es valiosa. Tiene el poder de cambiar otras vidas. Debemos ser generosos, compartir nuestro dolor y nuestras esperanzas para que más personas se animen a hablar y a buscar ayuda. Este 16 de noviembre, día del sobreviviente a la muerte de un ser querido a causa de suicidio, quiero pedirle a todos los sobrevivientes que dejen de lado la culpa y la vergüenza, que se animen a compartir sus testimonios. Porque deberían sentirse orgullosos del camino recorrido y porque su experiencia puede servir de inspiración a otros. Para empezar pueden hacerlo en nuestro blog , o en nuestra próxima charla abierta que dedicaremos a compartir testimonios de supervivientes a la muerte de un ser querido a causa de suicidio . Dejanos tu Testimonio en relación al suicidio Charlas Abiertas a la Comunidad sobre Prevenci ón del Suicidio Venciendo el Tabú del Suicidio
- Alcohol, droga y pensamiento suicida
La relación entre el alcoholismo, la drogadicción y el pensamiento suicida está ampliamente documentada. Según la OMS el riesgo de suicidio para personas con consumo problemático de alcohol aumenta notablemente. Sin embargo, después de entrevistar a cientos de personas con pensamientos suicidas como asistente telefónico voluntario de personas en crisis, algunas de ellas con consumo problemático de alcohol o de drogas, encuentro otra relación. Lo que busca un adicto es una forma de evasión, salir de su realidad, encontrar, aunque sea sólo por un rato, una forma de aliviar su sufrimiento emocional. El pensamiento suicida no es diferente, busca lo mismo. El sólo hecho de pensar en el suicidio como una posibilidad real brinda cierta sensación de "control" y reduce la angustia emocional. Alcohol, droga y pensamiento suicida, vistos de este modo, serían distintos caminos para un mismo fin: evadirse de la realidad y calmar la angustia. El problema del alcohol y de las drogas es que funcionan: realmente el consumo de estas sustancias trae algún alivio transitorio y, como dijimos, también el pensamiento suicida. Por qué algunos eligen un camino u otro? no lo sé, pero como son caminos paralelos y no muy distantes es frecuente salirse de uno para entrar en el otro o transitarlos simultáneamente. Las personas con consumos problemáticos de sustancias tarde o temprano descubren que el consumo nunca es un “buen negocio”: la droga y el alcohol siempre piden más para dar cada vez menos a cambio. El consumidor problemático se encuentra entonces atrapado, el camino que eligió ya no le brinda el alivio que necesita, tiene que buscar la evasión y el alivio de otro modo, es entonces cuando se ve forzado a probar otro camino. Sin embargo, si pudiera ver todo el proceso como un observador imparcial que mira desde arriba el laberinto en el que él mismo está perdido, se daría cuenta de que la salida no está hacia adelante, que el alcohol, la droga y el pensamiento suicida nunca conducen al alivio duradero que prometen, más bien conducen a una muerte segura. La salida está, entonces, por donde se entró. Debe desandar el camino recorrido contra viento y marea, sabiendo además que en el regreso lo esperan todas las angustias que quiso evitar, incluso multiplicadas. Hace falta mucha fortaleza y mucho coraje, pero una vida libre de los condicionamientos de la droga, el alcohol y los pensamientos suicidas vale el esfuerzo. Ver también: Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG
- La importancia del tratamiento en la lucha con pensamientos suicidas
El tema del suicidio ha acompañado mi vida desde la adolescencia. Lo ví en amigas muy queridas a quienes tuve que acompañar en momentos muy difíciles, y también en mí misma. Creo que la clave está en pedir ayuda cuando sentís que no das más, cuando estás cansado, agotado, y sentís que la vida no tiene sentido. En mi caso, sufro una enfermedad mental que me lleva a estar en estados depresivos por largos períodos. Me diagnosticaron en 2020, pero desde los 14 años ya padecía los síntomas (hoy tengo 27). Primero me diagnosticaron con depresión y luego en 2023 me diagnosticaron con trastorno esquizoafectivo. Tenía pensamientos suicidas como que la vida no tenía ningún sentido y que era la mejor forma de terminar con el dolor que sentía. La terapia y la medicación me salvaron. Hoy puedo decir que me encuentro estable. Lo que les recomiendo a las personas neuro divergentes es que no se den por vencidas; a pesar de la enfermedad, se puede salir adelante y se puede ser feliz. Lo fundamental es pedir ayuda en el momento indicado, apenas empiezan a sentirse mal o sienten que están descompensadas. Pidan ayuda, hablen, busquen espacios. Y, sobre todo, hagan terapia psicológica y psiquiátrica. No dejen de tomar los medicamentos, si es que toman. Es clave para estar bien. Busquen con quién hablar, no se aíslen. Les deseo lo mejor a quienes están leyendo este testimonio y quiero decirles que no están solos. Ver también: Dejanos tu Testimonio de superación en relación al suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG Brindar Asistencia Primaria a Personas en Crisis con Posibles Pensamientos Suicidas
- Acompañamiento familiar para transitar un duelo por suicidio
Soy psicóloga jubilada. Mi hijo a los 38 años se quitó la vida el 27/9/23. Jamás lo imaginamos a pesar de haber sufrido problemas muy serios como consumo de sustancias, cáncer, un trasplante de médula y ser portador de HIV completamente negativizado. Se hallaba en tratamiento psiquiátrico dada la aparición de sintomatología psicótica debido al consumo que creíamos superado hace años. Lo mismo pensó su psiquiatra. Por esto pienso que su suicidio fue en verdad un “accidente" las ideas suicidas fueron producto del consumo -que ocultó- probablemte de cocaína adulterada, o no, como nos dijo su psiquiatra, que en cuadros esquizoides producen ese efecto. Sin embargo, no estaba psicótico. No pudimos captar su desesperación dado nuestro desconocimiento del consumo, que fue ocasional puesto que participó siempre de la vida familiar viviendo prácticamente siempre con nosotros. Y estimo que ni él mismo se dió cuenta de que esas ideas de muerte eran producto del consumo que había decidido dejar hacía dos meses según me aseguraron sus amigos. La muerte de un hijo nunca es “un recuerdo" . Siempre seguirá vivo en nuestro ser. Sentimos su presencia, su voz, su compañía. Tanto lo amaba y amaré eternamente. Con su partida el dolor es tan grande e indescriptible. Pero descubrí con él dónde está el "alma" en nuestro ser, en nuestro pecho, en nuestras entrañas. Es desgarrador. Gracias al apoyo de mis seres queridos, en especial de mis otros dos hijos, que aunque están a 500 km están siempre presentes, a mi esposo, a la buena psicoterapia que encontré luego de una búsqueda, porque no es fácil sentirse contenido y escuchado verdaderamente. La compañía de mi esposo, de amigas, del grupo de padres, hasta de algún vecino. Me abrí. Me era imposible hasta respirar o pensar sin poder compartir. Aún hoy, a un año de su partida, irrumpo en llanto, pero es sanador. Claro, hay que ponerle un tope, porque poco a poco uno acepta una realidad obvia pero tan dolorosa: que no volverá. Y sobre todo también que por un acto de voluntad uno se propone seguir adelante, vivir por lo que él no pudo para honrar su memoria. Difundir, por ejemplo, cómo el consumo mata… los prejuicios de una sociedad hipócrita en muchos aspectos y consumista. Luchar por un mundo mejor, por los seres amados que quedaron y por los que vendrán... Ver también: Brindar Asistencia Primaria en caso de Duelo por Suicidio Grupos Gratuitos de Ayuda Mutua para personas afectadas por el drama del Suicidio Sumate al Voluntariado de Hablemos de Suicidio ONG
- Cumplimos 2 años y queremos compartirlo con toda la comunidad
Hablemos de Suicidio surge por iniciativa de un grupo de ex-voluntarios del Centro de Asistencia al Suicida de Buenos Aires. Como asistentes telefónicos de personas en crisis o con riesgo de suicidio habíamos aprendido las pautas básicas de la escucha activa y habíamos tenido la oportunidad de ejercitarlas en cientos de llamados que atendimos durante años en la línea de asistencia al suicida. Sabíamos de la importancia de nuestro trabajo brindando escucha y contención a los consultantes de la línea en momentos difíciles de sus vidas, sin embargo, también sentíamos, cada vez que terminaba un llamado, que no habíamos podido dar todo lo que el consultante necesitaba. El pensamiento suicida es persistente, sabemos que no se resuelve con una charla de unos pocos minutos. Las personas con pensamientos suicidas necesitan, además de ser escuchadas y emocionalmente contenidas, de un acompañamiento que se mantenga en el tiempo, al menos durante todo el tiempo que cada uno sienta que lo necesita. Otra institución que conocíamos por haber interactuado con ellos nos dio la respuesta: En Alcohólicos Anónimos, brindan a los participantes de sus grupos, además de la escucha y la contención emocional, el acompañamiento al que nos referimos antes. Surgió entonces la idea de fusionar ambas experiencias creando una Asociación Civil que además de mantener y profundizar los principios de la escucha activa que habíamos aprendido en el Centro de Asistencia al Suicida, sumara los principios de la ayuda mutua propios de Alcohólicos Anónimos. Quisimos hacerlo más amplio e invitamos no solo a personas con pensamientos suicidas sino también a familiares a cargo de ellos o a personas que transitan el duelo por la pérdida de un ser querido a causa de suicidio. Así creamos tres grupos de ayuda mutua para personas afectadas por el drama del suicidio . Y a poco de andar descubrimos que muchos de nuestros participantes habían sufrido abusos sexuales o maltratos severos en su infancia por lo que creamos un cuarto grupo para ellos reconociendo que los traumas de la infancia son importantes factores de riesgo de la conducta suicida. Sumamos también otras actividades a las que se puede acceder desde nuestro sitio web como el sistema de ayuda personal , las charlas abiertas a la comunidad , las charlas para grupos o instituciones , un foro y este blog sobre prevención del suicidio, etc. Así llegamos a los dos años, lo cual nos llena de orgullo ya que la mayoría de las iniciativas de este tipo no sobreviven a su primer año. Nosotros no solo permanecimos sino que durante todo este tiempo fuimos creciendo. Nuestra propuesta fue ampliamente aceptada por la comunidad. Hoy más de seis mil personas interactúan de algún modo con nosotros. Nuestra página de Facebook es la que más seguimientos mensuales recibe entre las asociaciones del mismo tipo y nuestro sitio web el que más vistas mensuales tiene. En el futuro seguiremos creciendo sin olvidar nuestros principios básicos que son la escucha activa y la ayuda mutua, y sin descuidar nuestra misión: llevar escucha, contención y acompañamiento a todo aquel que lo necesite. Para festejar nuestros primeros dos años, el miércoles 30/10/2024 a las 21 hs. nos reuniremos en una charla abierta sobre "El poder transformador del voluntariado" en la que además rendiremos homenaje a todas esas personas generosas que donan parte de su tiempo para ayudar a otros sin las cuales nada de esto sería posible. Ver también: Sumate al voluntariado en Hablemos de Suicidio Otras actividades de Hablemos de Suicidio