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El Proceso Suicida y las múltiples oportunidades de prevenir

 

Hay una falsa creencia, muy difundida, según la cual el suicidio no se puede prevenir porque ocurre de repente. Ver Mitos sobre el Suicidio. Como casi todas las creencias populares, esta también tiene una parte de verdad: los que miramos desde afuera, en muchos casos, vemos al suicidio de un ser querido como un acto impulsivo, repentino, sin causas aparentes e inexplicable. Sin embargo, las observaciones clínicas de personas con pensamientos o intentos de suicidio y las autopsias psicológicas de personas fallecidas a causa de suicidio nos cuentan otra historia: nadie llega a suicidarse sin haber atravesado antes otros estadios. Es decir, existe todo un proceso que, eventualmente, puede llevar al suicidio. Entonces, ¿Cómo es que los allegados no lo vemos? En general hay una mezcla de ocultamiento (la persona con pensamientos suicidas siente vergüenza o teme preocupar a sus seres queridos por lo que hace lo posible por disimular su estado de ánimo), familiaridad (los convivientes se acostumbran a lo que interpretan como “la forma de ser” de su ser querido por lo que no pueden ver las pocas señales que escapan al ocultamiento), y negación (es muy difícil aceptar que uno de nuestros seres queridos pudiera llegar a cometer suicidio). Pese a todo esto, conocer cómo se desarrolla el “proceso suicida” puede darnos más indicios para saber cómo, cuándo y a quién dirigir las acciones de prevención. Además, si realizamos un ejercicio de introspección a la luz del conocimiento de este proceso que, como veremos, nos abarca a todos al menos en sus primeros estadios, podremos también adoptar medidas en el sentido del autocuidado. 

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Universalidad del proceso suicida


Mucho se discutió sobre si cualquier persona puede llegar a cometer suicidio o si, por el contrario, hace falta una determinada condición o personalidad para atentar contra la propia vida. Existe un acuerdo bastante amplio sobre el hecho de que para llegar al suicidio es necesario cruzar varias barreras inhibitorias. Sin embargo, nada indica que cualquier persona, en circunstancias específicas, no pueda cruzar esas barreras. Desde la Prevención Comunitaria del Suicidio preferimos pensar que todos estamos en riesgo. Por eso pensamos en el proceso suicida desde los estadios más iniciales con los que todos nos sentimos identificados. 

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El proceso suicida como modelo


El proceso suicida como modelo descriptivo puede ser útil, además, como marco de referencia para ayudarnos a entender qué le está pasando a una persona en particular. Sin embargo, no debemos olvidar que no es un molde al que los casos particulares se tengan que adaptar sino un esquema simplificado que solo nos muestra lo que, en general, es común a todos los ellos. Cada caso particular es único y mucho más complejo que lo que cualquier modelo puede mostrarnos.

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Reversibilidad del proceso suicida


Normalmente representamos al proceso suicida como una serie de etapas que eventualmente llevan al suicidio. Esto es lo que llamamos  avance del proceso suicida. Sin embargo, no debemos olvidar que este avance se puede detener en cualquier estadio y que también existe el camino inverso al que llamamos “recuperación”. Es importante recordar esto porque nos indica las múltiples oportunidades que tenemos para ayudar a otros o ayudarnos.

 

Esquema general del proceso suicida.

 
Como vimos, el proceso suicida no debe interpretar
se como una historia lineal o como una sucesión de estadios que se encadenan en un determinado orden y sentido de sucesión, sino como un camino de ida y vuelta que suele ser recorrido en ambos sentidos (avance y recuperación) e incluso muchas veces. La descripción de estos estadios varía de un autor a otro. Aquí nos basamos en el modelo propuesto por el suicidólogo argentino Carlos Boronat por su claridad y utilidad.


Este modelo divide el proceso en dos fases bien diferenciadas: 
La Fase Ascendente que va desde los acontecimientos más cotidianos hasta la crisis emocional. Ver Fase Ascendente del Proceso Suicida.
y la Fase Descendente que culmina en el intento de suicidio y, eventualmente, en el suicidio consumado. Ver Fase Descendente del Proceso Suicida.

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Validez como modelo del proceso suicida 


El modelo del proceso suicida no es una teoría sobre el suicidio en el sentido de que no intenta explicar el fenómeno, sino simplemente describir los estadios observados en muchos casos y los pasajes de unos a otros. Tampoco, como dijimos, puede describir cada caso particular que, por otra parte, difieren mucho entre sí. Sin embargo, para que tenga valor y utilidad como modelo, debería contemplar los aspectos centrales de todos los casos o, al menos, de una amplia mayoría de ellos.
Quienes cuestionan su validez del modelo dicen que algunos casos no encajan en el esquema. Especialmente los llamados “suicidios repentinos”. Es decir, personas que al enterarse de una mala noticia se suicidan sin mediar el tiempo necesario para desarrollar un proceso psicológico complejo. Algunos de estos casos podrían tomarse como excepciones pero, si se estudian en profundidad, casi siempre se descubre que estas personas ya habían transitado, tal vez en silencio, casi todos los estadios del proceso suicida mucho antes de recibir la mala noticia que desencadenó el suicidio.
Algo que no mencionamos cuando hablamos de la reversibilidad del proceso suicida es que, si bien la recuperación es factible desde cualquier estadio, volver a transitar el camino ya recorrido suele ser mucho más rápido. 
Otras excepciones que suelen mencionarse son personas que cometen suicidio sin que se pueda reconocer una crisis emocional profunda que explique tal acto. Como dijimos, muchas personas suelen ser muy hábiles y estar muy motivadas para ocultar sus estados emocionales, por lo que el proceso suicida ocurre pero sin manifestaciones claras o detectables. 

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Enseñanzas para prevención del proceso suicida.


La razón de incluir una descripción del proceso suicida en las paginas de este sitio que no trata sobre teoría del suicidio es, precisamente, la cantidad de enseñanzas prácticas para la prevención del suicidio que nos deja.
La primera ya la mencionamos:


Múltiples oportunidades para la ayuda


Si para llegar al suicidio es necesario transitar previamente por varios estadios, eso significa que en cualquiera de ellos el proceso puede detenerse o invertirse comenzando la recuperación. 

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Importancia de la Prevención Primaria de la Conducta Suicida


Como vimos, el proceso suicida incluye varios estadios muy tempranos anteriores a la aparición de las fantasías de muerte o el pensamiento suicida. Es en esas etapas donde la tarea de prevención es más efectiva. Ver Conocer y Promover los Factores Protectores de la Conducta Suicida.

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Importancia de las herramientas para afrontar problemas, conflictos y crisis.


La dinámica de avance y recuperación dentro de la fase ascendente del proceso suicida es perfectamente normal (nos abarca a todos) e inevitable. La prevención primaria no debería asumir una actitud proteccionista buscando evitar que nuestros seres queridos transiten problemas conflictos o crisis, sino una actitud formativa, procurando dotarlos de los recursos que necesitan para afrontar esas circunstancias. Ver Transmitir Valores para Prevenir el SuicidioTransmitir Habilidades Sociales para Prevenir el Suicidio, y Transmitir Actitudes Positivas para Prevenir el Suicidio.

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Importancia de la Prevención Secundaria de la Conducta Suicida

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Como vimos, el proceso suicida puede desarrollarse en perfecto silencio y las personas suelen ser muy hábiles para ocultar los síntomas o las señales de advertencia que uno esperaría ver. Por eso, la mejor recomendación desde la prevención comunitaria del suicidio es, además de transmitir los recursos ya mencionados como Prevención Primaria,  mantener siempre la presencia y una actitud abierta a la escucha, la contención y el acompañamiento de nuestros seres queridos. Ver Estar Presentes para Prevenir el Suicidio.

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Importancia de la Escucha, la Contención y el Acompañamiento en Crisis para Prevenir el Suicidio


Incluso en los estadios avanzados del proceso suicida, el individuo se encuentra en una situación de la que puede y debe salir por sí mismo. Bloquear coactivamente un intento de suicidio puede ser muy útil en el muy corto plazo, pero no podremos vigilar a una persona para siempre. Por eso, la asistencia a personas con pensamientos suicidas debe pasar, fundamentalmente, por brindarle escucha, contención y acompañamiento para que pueda hacer uso de sus propios recursos o aprender otros nuevos. Ver Asistencia a Personas en Crisis o con Pensamientos Suicidas y Asistencia en Emergencias con Riesgo de Suicidio

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