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Al hablar sobre suicidio, las palabras importan

Desde Hablemos de Suicidio ONG no nos cansaremos de repetir que, tal como lo demuestra la evidencia científica y la experiencia de cientos de asociaciones para la prevención del suicidio alrededor del mundo, hablar responsablemente sobre el tema del suicidio no induce al acto y puede ayudar a prevenirlo. Sin embargo, la condición de “responsablemente” nos interpela para que cada vez hablemos del suicidio en términos más objetivos y neutrales, evitando, en la medida de lo posible, interpretaciones contraproducentes de nuestros dichos. Siempre, eso sí, que esta voluntad de hablar cada vez en forma más responsable sobre el tema del suicidio no actúe como una autocensura que nos impida hablar. Como en muchas otras situaciones de la vida, también aquí es preferible equivocarnos e ir aprendiendo sobre la marcha a dejar que el miedo nos paralice.

 

En nuestro apartado Cómo Hablar Responsablemente sobre el tema del Suicidio , ya nos referimos a las pautas básicas para hablar responsablemente sobre el tema del suicidio:

 

​No justificar el suicidio.

No glorificar el suicidio.

​No dar explicaciones simplistas sobre casos de suicidio.

​No juzgar a las personas con pensamientos suicidas o que cometieron suicidio.

​No hacer alusión innecesaria o morbosa a métodos usados en un intento de suicidio.

No hacer alusión explícita o implícita a planes suicidas.

 

Sin embargo, aún aceptando e intentando seguir estas pautas cuya finalidad última es evitar procesos de identificación o imitación en personas vulnerables, el uso de algunas palabras, por sus connotaciones o por algún significado alternativo, podrían ser malinterpretadas en un sentido que no queremos darle. Por eso, especialmente para aquellos que nos dedicamos a la prevención del suicidio o a la difusión de esta temática en medios masivos o especializados, cuidarnos del mejor uso de las palabras es un ejercicio que debemos hacer continuamente. A continuación damos algunos ejemplos:

 

Al referirnos a una muerte a causa de suicidio:

 

Decir “se suicidó” es gramaticalmente correcto, pero de algún modo naturaliza el acto como una opción válida. Como quien dice “se cortó el pelo” o “se pintó los labios”. La forma reflexiva es correcta en todas estas expresiones, también cuando decimos “se suicidó”, ya que el suicidio por definición es una acción voluntaria del sujeto, pero sabemos que las personas con pensamientos suicidas se encuntran en un estado de angustia tal que les impide ver alternativas, por eso, no sería correcto ni conveniente referirse al suicidio como una opción libre. Preferimos las formas no reflexivas: “murió a causa de suicidio” o “murió por suicidio”.

 

Otras expresiones no recomendadas que a veces se usan para referirse a la muerte a causa de suicidio son “logró suicidarse”, “suicidio exitoso”, o “suicidio consumado”. Todas estas expresiones muestran a la muerte a causa de suicidio como el logro o la consumación de un objetivo o una meta. Hablar del suicidio en estos términos también lo naturaliza mostrándolo como una opción válida y hasta como un objetivo deseable o conveniente, por lo que podría interpretarse como una apología del suicidio y desde ya no está recomendado. 

 

Tampoco recomendamos la expresión “cometió suicidio” ya que el verbo “cometer” se utiliza con demasiada frecuencia en relación a faltas, delitos, crimines o actos deleznables. El acto suicida no debe mostrarse como algo bueno o conveniente (apología del suicidio) pero tampoco como algo malo o deleznable. Tratarlo de ese modo puede resultar ofensivo para los familiares o seres queridos del difunto pero además refuerza el tabú que pesa sobre el tema del suicidio generando sentimientos de vergüenza en las personas que tienen pensamientos suicidas o realizaron intentos. Impidiendo, en muchos casos, que estas personas puedan hablar de lo que sienten o lo que les pasa en relación a sus pensamientos suicidas y así acceder a la ayuda que necesitan. Tener pensamientos suicidas o haber realizado un intento de suicidio no debería avergonzarnos del mismo modo que no nos avergüenza torcernos un tobillo. Nadie elige torcerse un tobillo, tampoco elegimos nuestros pensamientos ni elegimos libremente llegar a un intento de suicidio.

 

Al referirse a un intento de suicidio

Así como la palabra “exitoso” no debe usarse al referirse a un intento de suicidio, tampoco deben usarse las palabras “fallido”, “frustrado”, “incompleto”, “sin éxito” u otras que muestran al intento como un fracaso. Estas expresiones, por oposición, también muestran al suicidio como una opción válida e incluso como un objetivo deseable por lo que podrían interpretarse indirectamente como apología del suicidio. Además aumentan la vergüenza que con frecuencia sienten las personas que intentan suicidarse. Por otra parte, todos estos adjetivos son redundantes e innecesarios. La forma “realizó un intento de suicidio” es suficientemente clara sin ningún agregado en el sentido de que se entiende que el sujeto no murió, por lo que es la forma recomendada.

 

Al referirse a personas o grupos de personas

 

Con frecuencia leemos o escuchamos la expresión: “se suicidó porque…” y lo que sigue es una supuesta causa o explicación como: “sufrió mucho con su separación”, “no soportó la jubilación”, etc. Estas expresiones no solo son inexactas (hoy la ciencia nos dice que el suicidio es multicausal, es decir, no se explica por un solo evento o circunstancia), sino que además son peligrosas. Los procesos de identificación no deben ser subestimados. Si alguien escucha que un suicidio puede explicarse en base a tal evento o circunstancia, y además puede sentirse identificado con ese evento o circunstancia, podría naturalizar o justificar sus propios pensamientos suicidas. Es recomendable referirse siempre al suicidio como un fenómeno multicausal y evitable. Si se mencionan eventos o circunstancias asociados a un caso en particular, referirse a esos eventos o circunstancias como lo que realmente representan en ese proceso suicida: un factor de riesgo si es algo que aumenta la vulnerabilidad del sujeto o un disparador si es algo que precipita el acto en personas con una vulnerabilidad previa, y siempre usar formas condicionales para que el evento o circunstancia no se interprete como una condena. Por ejemplo: "La angustia que le causó su separación pudo haber actuado como disparador para precipitarlo al acto suicida", o bien, "La falta de proyectos de vida luego de su separación tal vez actuó como un factor de riesgo que sumado a otros incrementó su vulnerabilidad para llegar al acto suicida".

 

Asimismo es importante evitar la estigmatización de grupos de personas que nunca deberían relacionarse unívocamente con los comportamientos suicidas. Decir que las personas que viven en tal lugar, pertenecen a tal comunidad o tienen tal condición “se suicidan más” se puede interpretar en el sentido de que existe un vínculo directo entre esas personas y el comportamiento suicida e induce a la identificación. La realidad es que esa relación no es entre las personas y el suicidio sino entre determinadas condiciones y el suicidio. Además, ninguna condición es condenatoria sino que a lo sumo podría aumentar el riesgo de llegar a conductas suicidas. Por este motivo es importante al establecer estas relaciones no implicar directamente a las personas sino a su condición o circunstancia, mencionando siempre la palabra riesgo o probabilidad y preferentemente usando la forma condicional. Por ejemplo: “tal condición podría aumentar el riesgo de suicidio”.

 

No dejar de hablar sobre el tema del suicidio

Cuando nos decidimos a romper el silencio y comenzar a hablar sobre el tema del suicidio los errores son frecuentes. No debemos dejar que estos errores o el miedo a cometerlos nos paralicen. Si bien es bueno que aprendamos a hablar cada vez más responsablemente sobre el tema del suicidio para así evitar riesgos innecesarios, la realidad es que el mayor riesgo es que no se hable del tema y que el suicidio siga siendo un tema tabú. Como todas las habilidades que aprendimos en nuestra vida, se aprende haciendo. Aprendemos a hablar sobre el tema del suicidio hablando y, si nos equivocamos, iremos mejorando con la práctica.

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