De chica siempre tuve miedo que mis papás se murieran, creo que como cualquier niño, pero yo mucho más. Muchas noches mi papá llegaba tarde y mi mamá lo esperaba llorando diciendo que se quería morir. Yo era muy chica pero no podía dormirme tranquila hasta que él no regresaba. Esto se volvió rutina para mi. A veces me hacía la dormida como si nada pasara, o cuando la cosa se ponía difícil me levantaba y consolaba a mi mamá y le decía que por favor no lo hiciera. Las noches eran difíciles, pero nunca los veía discutir. Cuando crecí, mi mamá concretó dos intentos de suicidio. El segundo fue grave y le trajo muchos problemas de salud, se empezó a tratar.
Un día salimos con mis hermanas a pasear y ellas vieron a mi papá con una mujer, a mi no me dejaron verla. Volvimos a mi casa y mi papá amenazó con quitarse la vida, estuve un rato convenciéndolo de que no lo hiciera. Hasta que lo logré. Sola en casa con él.
Los años pasaron, mis padres seguían juntos, ya ninguno de mis hermanos vivía en casa. Yo vivía con mi novio. Lo engañé. Y cuando él se enteró y me dejó. Sin pensarlo tuve un intento de suicidio. Juro que no fue premeditado, no lo pensé ni un segundo. Fue un acto reflejo. No quería sentir ese dolor. Me atendieron en urgencias y mi vida siguió como si nada pero acelerada. Mi ex sacó mis cosas a la calle, quería que las vaya a buscar ya, y yo quería darle explicaciones. Agarré un arma que había en casa (la misma que le quite a papá) y me fui en mi auto. Cuando me estacioné, a los 5 minutos mi hermana que me había visto mal me empezó a golpear el vidrio. No quería abrirle. Vino la policía, reaccioné y decidí abrirles.
Me llevaron a la comisaría. Ahí dije: "no quiero vivir mas , mi vida no tiene sentido. Por favor, necesito ayuda". De la comisaría me llevaron directo a una clínica psiquiátrica, me hizo muy bien. Pero cuando salí fue mucho lo que tuve que enfrentar, era la loca del arma , la que estuvo internada. Era noviembre del 2016. Salí en diciembre. Cuando salí me enteré que mi hermano se estaba separando, que la estaba pasando mal porque no podía ir a su casa. Su ex le había puesto una perimetral. Le ofrecí mi ayuda: buscaba a sus hijos de 1 y 4 años todos los días para que los viera. Todo parecía ir mejorando, se lo veía bien. A los pocos días mi hermano se suicidó. De un día para el otro.
Mi vida se volvió a desbastar, pero esta vez tenía dos grandes motivos por los que luchar: mis sobrinos. Y entendí que la vida pasa tan rápido... Que ya va a llegar el momento, que todo pasa por algo. Que el dolor que sentí aquella vez que me abandonó un novio, no era nada en comparación con la pérdida de mi hermano. Y que no quería que mis sobrinos vuelvan a sentir tristeza nunca más. La vida es hoy, es corta. Es un segundo qué hay que pensar. Yo podría ser mi hermano, pero por algo estoy acá. A veces es inevitable sentir dolor. Pero se puede seguir hay que encontrar ese motivo. Ya va a llegar nuestro momento. Y ya nos vamos a reencontrar. ¡Vivamos!
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