Todos podemos tener pensamientos suicidas
- Autor Anónimo
- hace 12 minutos
- 2 Min. de lectura

Hola, soy estudiante de psicología y buscando información para una materia, me encontré con ustedes y su gran labor.
Quisiera dar mi testimonio para desmitificar que los psicólogos no podemos pasar por malos momentos, seguimos siendo personas.
Mi historia empieza en enero del 2024. Es curioso porque justamente había llegado del primer viaje que había tenido junto a mis padres en mucho tiempo. Todo estaba bien, hasta que ya no lo estuvo. Honestamente no sé qué fue lo que ocasionó la presencia de esa molesta voz en mi cabeza. Esa voz que me decía "estás solo, nadie te quiere, siempre huyen de ti." Trataba de no hacerle caso y de enfocarme en lo bueno, pero cada día llegaba y cada vez se volvía más presente. Cabe recalcar que, afortunadamente, cuento con una red de apoyo muy buena y con acompañamiento psicológico. Aún así esa voz seguía allí. Todo empezó a ir mal después de un mes lleno de malas noticias, mis padres se estaban por separar, varios amigos dejaban la carrera y de hablar, habían vuelto mis ataques epilépticos, la universidad consumía mis energías y un gran amigo lamentablemente falleció. Recuerdo que ya todos sabían que la estaba pasando mal, pero yo no quería reconocer que fuera tan malo. Solo era un mal momento decía yo, pero esa voz en mi mente volvía y siempre con esa arrogancia de decirme que tenía razón y que simplemente no le importaba a nadie. Entonces llegó ese momento, donde pensé que lo mejor que podía hacer era suicidarme, pensé detenidamente cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Pero recordé un extracto de mi libro favorito (El Camino de los Reyes) dónde un personaje tiene estos mismos pensamientos y decide hacerlo, pero al fin se aferra al último pedazo de esperanza en su vida, y decide intentarlo una vez más. En ese momento afortunadamente supe que la ideación suicida estaba mal, abrí este libro, busqué ese capítulo en específico y siendo un mar de lágrimas, entendí que podía intentarlo una vez más.
A la mañana siguiente lo hablé con todos, familiares, amigos, maestros, etc. Y fue algo hermoso ver todo ese cariño y apoyo por parte de todos, es muy hermoso cómo al ser lo suficientemente valiente como para afrontar a esa voz de mi cabeza, pude comprobar que nunca tuvo la razón y que tenía grandes personas con las cuáles podía contar y, sobre todo, que yo mismo era capaz de superar algo así de enorme. Me enorgullece saber que habiendo pasado un año de aquello, ya no lo veo cómo un momento de debilidad, sino cómo está parte de mi vida que, aunque a veces se torna incómoda, también me ayuda a ver todo lo bello en esta vida que no lograba apreciar por escuchar más a esa voz que nunca trajo nada bueno.
Ahora, a escuchar a mis seres queridos y poder vivir mi vida sin temor a estar solo.
Ver también:
Comentarios