Mi hermana falleció en 2020 a causa de suicidio. Luego de su muerte estuve muy mal. Fueron meses de una agonÃa interna. Es imposible decirlo, el dolor, el espanto, la vergüenza, lo que dicen los demás. Tuve que aprender a vivir con la pérdida por suicidio, tuve que sobrevivir a eso. Pensé que iba a morirme. Se me habÃa apagado la luz y la alegrÃa por muchos meses.
Mi hermana tenÃa 42 años y yo 39. Pasó un 30 de septiembre. En ese momento la pandemia comenzaba a flexibilizarse. Ese dÃa ella fue a trabajar. Me habÃa dicho el dÃa anterior que la esperara. Nunca llegó. Ella era artista y docente. TenÃamos una relación de amigas, compañeras en la vida, nuestras diferencias y nuestros dolores compartidos.
Hoy, a tres años, me siento mejor, puedo disfrutar lo que elijo hacer. Todos los dÃas pienso en mi hermana. Todos los dÃas negocio con esa ausencia. Me quedó un trauma de aquel dÃa. Cuando suena el teléfono y es un familiar pienso que me van a avisar de una desgracia asÃ.
No salà sola de esa depresión, tuve a alguien que hasta hoy está a mi lado. En ese momento era una relación que recién empezábamos. Cuando pasó todo no se fue, me cuidó, me alentó, respetó las crisis, los rechazos, me acompañó cada dÃa, cada hora negra. Yo no podÃa levantarme más temprano, no podÃa pensar, no podÃa llorar, no podÃa hacer nada. SentÃa que todos los dÃas eran cada vez peores desde ese dÃa, era un dolor abismal. Pensaba que me iba a morir, que era irreversible. Después empecé a odiar todo, odié todo, rompà relaciones, rompà lo que ya no me servÃa, me quedé con nada. No trabajaba, no estudiaba. A todo esto tenÃa que acomodarme y pensar en sacar adelante a mi mamá. Me partÃa el alma verla mal.
Hoy mi mamá está con fuerzas y sigue sus estudios de dibujo, pintura y cerámica que habÃa comenzado en la pandemia. Yo empecé a estudiar otras carreras, tengo otro trabajo. Me centré en estudiar y asà encontré sentido. Mi sueño es crear un jardÃn de infantes o un espacio recreativo para niños que lleve su nombre. Algún dÃa lo haré.
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