El tema del suicidio ha acompañado mi vida desde la adolescencia. Lo ví en amigas muy queridas a quienes tuve que acompañar en momentos muy difíciles, y también en mí misma. Creo que la clave está en pedir ayuda cuando sentís que no das más, cuando estás cansado, agotado, y sentís que la vida no tiene sentido. En mi caso, sufro una enfermedad mental que me lleva a estar en estados depresivos por largos períodos. Me diagnosticaron en 2020, pero desde los 14 años ya padecía los síntomas (hoy tengo 27). Primero me diagnosticaron con depresión y luego en 2023 me diagnosticaron con trastorno esquizoafectivo. Tenía pensamientos suicidas como que la vida no tenía ningún sentido y que era la mejor forma de terminar con el dolor que sentía. La terapia y la medicación me salvaron. Hoy puedo decir que me encuentro estable.
Lo que les recomiendo a las personas neuro divergentes es que no se den por vencidas; a pesar de la enfermedad, se puede salir adelante y se puede ser feliz. Lo fundamental es pedir ayuda en el momento indicado, apenas empiezan a sentirse mal o sienten que están descompensadas. Pidan ayuda, hablen, busquen espacios. Y, sobre todo, hagan terapia psicológica y psiquiátrica. No dejen de tomar los medicamentos, si es que toman. Es clave para estar bien. Busquen con quién hablar, no se aíslen. Les deseo lo mejor a quienes están leyendo este testimonio y quiero decirles que no están solos.
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