Quienes sufrimos en carne propia la muerte a causa de suicidio de un ser querido, sabemos que, además del dolor y la culpa, uno de los sentimientos más perturbadores durante el duelo es la duda. Queremos saber por qué lo hizo, cómo es posible que lo inimaginable sucediera, cómo pudo abandonarnos. Tarde o temprano tenemos que aceptar que algunas preguntas no tienen respuesta, que todo suicidio es un misterio y que la única persona que tal vez podría darnos algunos indicios, simplemente ya no está. En algún momento tenemos que continuar con nuestras vidas llevando en la mochila una ausencia que pesa más aún por una decisión que nosotros no tomamos.
Dolors Lopéz, una reconocida dirigente catalana, recorrió este camino después de la muerte a causa de suicidio de su hija. Sin embargo, en algún momento, decidió transformar su dolor y sus dudas en servicio. “Dejé de buscar esas respuestas y me puse a investigar”, nos explica. Y en sus investigaciones, además de formarse ella misma para la prevención del suicidio, descubrió que no existe en España un programa de formación para los profesionales que intervienen en emergencias con riesgo de suicidio o en asistencia a personas en crisis con pensamientos suicidas. Como Dolors es una mujer de acción, diseño un curso para educadores en prevención del suicidio dirigido a profesionales, y ella misma dicta un curso rápido de intervención en emergencias con riesgo suicida dirigido especialmente a bomberos y policías. Ver informe en el diario El país de Madrid https://elpais.com/espana/comunidad-valenciana/2022-02-22/olvidaos-de-razonar-con-un-suicida-en-una-cornisa.html
En el curso de Intervención en Emergencias con riesgo suicida habla con palabras claras y directas explicando lo que hay que hacer, lo que hay que decir y también lo que no hay que hacer ni decir para establecer un vínculo de confianza mutua con el suicida y preservar su vida: No intentar razonar ni dar falsas garantías de que todo va a mejorar, no hacer movimientos precipitados ni actuar sin aviso o acuerdo previo, escuchar y acompañar en el dolor pero sin caer en la desesperanza. Incluso invita a los participantes a desafiar sus propios sentimientos cuando intervienen en una situación con riesgo de suicidio después de un crimen. “El objetivo es salvar vidas”, explica.
Todo este servicio, tan necesario para la comunidad, no va a devolverle a Dolors la vida de su hija, pero seguramente le otorga un mayor sentido a su propia vida, e incluso, re significa la muerte de su hija al permitirle compartir todo lo que aprendió con tanto dolor. Dolors es un ejemplo de superación desde el dolor por la muerte de un ser querido a causa de suicidio, y esto no significa que su dolor pueda superarse. Quienes transitamos ese camino sabemos que eso no es posible, pero transformar el dolor en servicio, más aún, en un servicio que salva vidas, es sin dudas la mejor manera de procesarlo.
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