Cada vez con más frecuencia escucho a otros familiares de personas fallecidas a causa de suicidio quejarse del señalamiento y la exclusión que sufren por parte allegados, amigos o parientes. No siempre con palabras concretas pero sí con gestos, miradas o acciones, aunque las acusaciones directas tampoco faltan. Parecieran estar diciendo, o dicen con todas las palabras: "Si se suicidó es porque algo pasaría en esa casa", "no lo habrán sabido cuidar", "¿cómo es que no se dieron cuenta?", "no le habrán enseñado el amor a la vida", "yo no dejaría que algo así le pasara a uno de los míos", o cosas por el estilo. Y estas frases, explícitas o tácitas, duelen más aún cuando vienen de quienes deberían apoyarnos para transitar el duelo.
Toda esta presión social no hace más que acobardar y avergonzar a quienes perdimos un ser querido a causa de suicidio sumandole más dolor al dolor, más soledad a la soledad y más silencio al silencio. Muchos familiares nos vimos obligados a ocultar o tergiversar las reales circunstancias de la muerte de nuestros seres queridos, aumentando de este modo el tabú que pesa sobre el drama del suicidio y privando a los dolientes de espacios donde expresar su dolor.
Frente a este drama social, desde Hablemos de Suicidio ONG, pero también desde otras organizaciones comunitarias se promueven espacios de escucha hospitalaria donde los afectados puedan expresar su dolor y recibir contención sin temor a ser juzgados. Aún así, muchos participantes de estos grupos donde además encuentran el reaseguro de la confidencialidad, se animan a hablar en los grupos pero siguen soportando el peso del silencio y el ocultamiento forzoso en el resto de sus interacciones sociales. No los juzgo tampoco por eso, yo mismo viví de ese modo durante décadas, pero creo que llega un momento en que uno tiene que decir basta.
Los familiares de personas fallecidas a causa de suicidio no hicimos nada para merecer nuestra suerte, cuidamos a nuestros familiares, como todos, con los recursos de que disponíamos en su momento, no somos culpables de nada, no tenemos nada de qué avergonzarnos, no deberíamos sumar todas las injurias que se dicen a nuestro dolor que de por sí ya es bastante pesado. Por eso la propuesta: Hablar libremente de lo que sentimos, recordar a nuestros seres queridos por su vida y no por su último acto, recuperar el orgullo que sentimos por ellos y recuperar tambien el orgullo por nosotros mismos, por haber tenido la fortaleza para transitar este camino.
Ver también: Homenaje a Nuestros seres queridos fallecidos a causa de Suicidio
Cuánta verdad en esas palabras...Gracias por describir tan bien lo que me sucedía.
Durante mucho tiempo me dió vergüenza la causa del fallecimiento de mi hijo. Ahora lo pienso y me culpo por ese pensamiento. Mi cabeza no podía comprender ni justificar su accionar. Con el paso del tiempo y gracias a participar de diversos grupos y buscar ayuda, comprendí que él no decidió quitarse la vida, sino que necesitó dejar de sufrir.
Esta ONG fue una de las que me ayudó y me sigue ayudando muchísimo al permitirme escuchar a otras personas que están pasando seguramente por lo que debe haber pasado él.
Me di cuenta que mi mejor homenaje a ese hijo que ya no está físicamente con nosotros, es hablar de él, de su hermosa vida juntos, del legado que nos enseñó y de lo orgullosa que me siento de ser su mamá 💛.