En las reuniones donde se habla de prevención comunitaria del suicidio suele aparecer lo que yo llamo queja hacia la estructura. "El sistema de salud público es un desastre", "no se consiguen turnos en los hospitales para atención psicológica", "en los colegios no se animan a hablar del tema", "los medios de comunicación no lo tratan en forma responsable", "el estado no se ocupa", etc. Personalmente puedo coincidir con todas o casi todas estas críticas. En realidad creo que para que tengamos un sistema de prevención del suicidio efectivo es necesario un cambio muy profundo en la sociedad. Sin embargo, puestas en contexto: un grupo de personas quejándose de lo que no pueden cambiar, creo que estas quejas solo sirven para descargar nuestra frustración y nuestra impotencia. Al terminar la reunión, el sistema de salud, las escuelas o el estado no habrán cambiado; todo estará como antes. Entonces, ¿para qué hacemos reuniones de prevención comunitaria del suicidio?
Hay otro cambio, tal vez más lento o más silencioso al que sí tenemos acceso: es el cambio personal y el cambio que podemos promover en quienes tenemos más cerca. No hablamos de cambios de leyes o de líderes, sino de un cambio mucho más sutil en nuestros sentimientos, actitudes y habilidades sociales. Básicamente animarnos a hablar, repensar nuestra historia y lo que sentimos al respecto, pero también aprender a escuchar al otro, a contenerlo y a acompañarlo. Creo que ese debe ser el verdadero desafío.
Se podrá decir que no alcanza, que las instituciones también tienen que cambiar, que el estado, el sistema de salud público y el sistema educativo deberían ocuparse del tema. Y nuevamente estoy de acuerdo, pero las instituciones están formadas por personas. Quedarnos en la queja no va a cambiar las cosas. Si cada vez somos más los que nos comprometemos, por empezar con nuestro cambio personal y en transmitir a quienes tenemos más cerca un trato más humano, ya estaremos haciendo mucho por cambiar nuestro entorno social, pero además, estoy seguro, ese cambio en algún grado irá permeando las instituciones.
Todos de alguna forma podemos ayudar para que los cambios se produzcan. Pequeñas acciones consistentes pueden lograr grandes cosas. Se puede comenzar por ayudar, difundir, concientizar, involucrarse. Así, poco a poco; iremos mejorando y avanzando.
Muchas gracias, me parece muy buena reflexion y coincido plenamente, la queja solo lleva a seguir sosteniendo la inoperatividad de los sistemas porque en definitiva la sociedad la hacemos todos los que formamos parte de ella. cada encuentro en el que hablamos sobre suicidio, como nos impacta, escucharnos entre nosotros, compartir el dolor y seguir apostando a la vida es para mi operativo en si mismo, repara y resuelve de alguna manera, porque ponemos en accion la prevencion.