En el marco del Segundo Congreso de Salud Mental que se realizó en Colombia, la procuradora de la Nación, Margarita Cabello, mencionó un dato al menos llamativo: Un aumento del 23% en los intentos de suicidio registrados por el sistema de salud. Y decimos que este dato es llamativo porque los índices de suicidio en ambos sexos vienen bajando desde el año 2001 al menos hasta el año 2019. Este repentino aumento de los intentos registrados puede deberse a un aumento de casos como efecto colateral de la pandemia o simplemente a que se registra más debido a intervenciones más efectivas de los sistemas de salud.
Sabemos que los casos de suicidio en todo el mundo están subestimados, en algunos caso por la imposibilidad de establecer claramente la intencionalidad del acto, pero en muchos otros por el ocultamiento que resulta del estigma social que pesa sobre el suicidio. Sin embargo, los intentos de suicidio están mucho más subestimados ya que en la mayoría de los casos ni siquiera llegan al sistema de salud.
De esto también habló la procuradora: de las personas que sufren en forma silenciosa problemas emocionales, pensamientos suicidas e incluso intentos de suicidio; y de la necesidad de integrar acciones con la sociedad civil para poder detectar y atender estas situaciones.
Es necesario incluir un enfoque integral para atender los trastornos de salud mental, pensando siempre en las víctimas que sufren de manera silenciosa a lo largo de su vida, por lo cual se debe trabajar conjuntamente con todos los sectores de la sociedad en acciones preventivas para lograr una verdadera mejora en la salud mental.
Traemos a colación estos comentarios respecto al enfoque del gobierno colombiano sobre la problemática del suicidio porque las situaciones en toda Latinoamérica son parecidas: sistemas de salud mental precarios y un tabú social muy bien instalado que oculta los pensamientos suicidas e incluso los intentos de suicidio. Celebramos que las autoridades de Colombia al menos tomen conciencia del problema y, desde nuestro lugar, como organización de la sociedad civil, seguiremos trabajando para que el tema del suicidio deje de ser un tabú, que podamos hablar de todo lo que nos pasa, incluso de los pensamientos suicidas y que más personas tengan la oportunidad de acceder a los sistemas de salud mental. Estamos convencidos que solo así, desde la cooperación entre el Estado y la sociedad civil, podremos lograr una prevención del suicidio más efectiva.
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