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El Papel de la Prevención del Suicidio Frente a la Legislación de Suicidio Asistido

El Papel de la Prevención del Suicidio Frente a la Legislación de Suicidio Asistido

En los últimos años, el debate sobre el suicidio asistido ha ganado prominencia en muchos países, planteando preguntas complejas sobre la libertad individual. Mientras algunos abogan por el derecho a morir con dignidad, otros resaltan la importancia de las estrategias de prevención del suicidio. Sin embargo, ambas posturas no son necesariamente excluyentes. Escuchar los argumentos de cada parte puede ayudarnos a clarificar nuestras propias ideas.


El suicidio asistido implica proporcionar a una persona que está sufriendo terminalmente, o con condiciones incurables que deterioran severamente su calidad de vida, los medios para poner fin a su propia vida, generalmente con fármacos prescriptos por un médico. Los defensores argumentan que esto permite una muerte digna y alivia el sufrimiento extremo. En nuestro país no hay una ley de suicidio asistido pero la "Ley de Derechos del Paciente", en algunos de sus artículos, proporciona fundamentos legales para acortar el sufrimiento del paciente por lo que para algunos es una ley de suicidio asistido encubierta. En ambos casos se plantea la duda sobre si quienes deciden aliviar su sufrimiento al precio de acortar su vida están en condiciones psicológicas para tomar esa decisión. En el otro extremo se argumenta que las condiciones son las que hay, pero, aún así, nadie más que el paciente tiene el derecho de decidir cuánto sufrimiento es tolerable.


Quienes trabajamos en prevención del suicidio sabemos que, con independencia de que exista una enfermedad terminal o no, el suicidio siempre es una decisión tomada en circunstancias muy desfavorables en la que el sujeto no está en condiciones de poder evaluar alternativas. Sin embargo, también sabemos que no es lo más efectivo tratar de impedir suicidios forzando a las personas para que no puedan atentar contra su vida. La tarea de la prevención del suicidio, en todos los casos, no es tanto evitar que las personas se maten sino incentivarlas para que quieran vivir. No se trata de poner obstáculos sino de ofrecer recursos, alternativas y propósitos. En este sentido, luchar contra una Ley de suicidio asistido o una ley de muerte digna, resulta secundario. Ambos encuadres legales requieren de la voluntad del paciente para llevarse a la práctica, esto deja un terreno muy amplio para trabajar en prevención del suicidio antes de que una enfermedad terminal o cualquier otra situación límite se presente.


Desde la prevención del suicidio podemos:


-Promover Intervenciones Tempranas: La identificación temprana de problemas emocionales o mentales puede permitir intervenciones antes de que las personas alcancen momentos desesperados.


-Promover el Acceso a sistemas de Apoyo: Como los sistemas de ayuda personal o los Grupos de Ayuda Mutua.


-Promover la Formación Comunitaria en Prevención del Suicidio: Capacitar tanto a profesionales como al público general acerca del bienestar emocional puede desestigmatizar los problemas mentales e incentivar conversaciones abiertas sobre salud mental.


Si las personas que llegan a la desgraciada situación de padecer una enfermedad terminal con sufrimiento físico y/o deterioro importante de su calidad de vida tuvieran la oportunidad previa de adquirir recursos emocionales para afrontar situaciones difíciles, seguramente podrán tomar una mejor decisión dentro de la legislación vigente en cada país. Nuestra tarea desde la prevención del suicidio no es cuestionar estas legislaciones sino dotar al mayor número posible de personas de esos recursos. Por supuesto, respetando la decisión de cada paciente.


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