Cada 10 de octubre, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental con el objeto de visibilizar esta problemática. Este año con el lema:
Hacer de la salud mental y del bienestar para todos, una prioridad global
Y con el propósito de desactivar los obstáculos que aún dificultan el acceso a la salud mental.
Entre los principales obstáculos, especialmente en países de bajos recursos, está la carencia de servicios públicos de salud mental adecuados. En estos países hay amplios sectores de la población que directamente no tienen acceso a un sistema de salud mental de calidad. Los recortes presupuestarios alejan cada vez más la posibilidad de que los pobres accedan a los servicios de salud mental que necesitan. Esto se traduce en el agravamiento de los cuadros generando mayores costos sociales que se manifiestan en el aumento de los trastornos mentales graves, incluyendo adicciones, conductas antisociales, autolesiones y suicidios. Paradójicamente el costo social de todos estos problemas generados por la ausencia del estado supera con creces lo que se hubiera tenido que invertir en salud mental.
Otro obstáculo no menor que dificulta el acceso a los servicios de salud mental en todos los estratos sociales es el estigma. Las Naciones Unidas distinguen tres tipos de estigma que en forma independiente o en conjunto pueden impedir que las personas accedan a los servicios de salud mental que necesitan:
Estigma social: Aunque se avanzó mucho en este sentido, a los pacientes de salud mental se los sigue discriminando. En muchos ámbitos sociales se los sigue señalando como inestables, poco confiables o “loquitos”, y esta marca subsiste incluso cuando el paciente se recupera completamente de su trastorno mental. Por este motivo muchas personas se niegan a reconocer sus problemas emocionales o a recibir tratamiento.
Auto-estigma: El auto-estigma no es más que el estigma social internalizado. Las personas que conviven en una sociedad donde circulan representaciones descalificatorias de los trastornos mentales suelen incorporar estas visiones y negarse a recibir tratamiento incluso en secreto o cuando lo hacen negarse a seguir algunas indicaciones profesionales como el uso de psicofármacos recetados.
Estigma estructural: El estigma social sobre las cuestiones de salud mental también permea a las instituciones que suelen dictar normas escritas o tácitas que parecen promover castigos a los pacientes de salud mental. De esta forma se restringen los derechos y oportunidades de las personas afectadas, por ejemplo para acceder o permanecer en determinados puestos o para que sus opiniones sean tomadas en cuenta.
Más allá de la necesaria mejora y ampliación del Sistema Público de Salud Mental, si no combatimos todos estos estigmas, el acceso a la salud mental por parte de la población seguirá estando restringido. Esta lucha debe darse desde los medios masivos de comunicación, en el seno de las familias, en los grupos de amigos, en los equipos de trabajo y en la conducción de las organizaciones. Las representaciones sociales cambian. Otras causas sociales lograron progresos increíbles en pocos años. La lucha contra el estigma que pesa sobre los problemas de salud mental también puede lograrlos. Desde Hablemos de Suicidio ONG estamos convencidos de ello. Por ese motivo aportamos nuestro granito de arena desde la difusión y desde las discusiones internas en nuestros Grupos de Ayuda Mutua para que los problemas de salud mental sean tratados como cualquier otra dolencia, con el respeto y la compasión que merecen. Solo así podremos hacer que la salud mental y el bienestar estén realmente al alcance de todos.
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