Mi padre no fue muy bueno como padre, tampoco como vecino o ciudadano. Era un tipo jodido y violento, dentro y fuera del seno familiar. Con el tiempo pude entender que toda esa furia contenida detras de una actitud simpática y hasta seductora, que explotaba en ataques violentos sin provocación aparente, fue, al menos en parte, lo que la Guerra Civil Española hizo con él. Entender esto me sirvió para perdonarlo por todo el daño que le causó a mi familia y a otros, pero no para tomarlo como modelo. Pasé toda mi vida tratando de ser una persona muy diferente a mi padre, en casi todos los aspectos. Hasta que el día de su entierro a los 93 años después de una corta enfermedad pulmonar que su organismo debilitado no pudo soportar comprendí que al menos una enseñanza me había dejado.
Muchos años antes había muerto mi madre a causa de suicidio. Su muerte me afectó a tal punto que yo mismo llegué a tener pensamientos suicidas duranta años. Para cuando murió mi padre, podría decir que ya estaba recuperado, pero noté algo que tal vez otros dieron por sentado: Él luchó por su vida hasta el último minuto.
Tal vez puedan decir que siempre fue muy egoísta, y es verdad. Mi madre encambio enarbolaba el ideal de la abnegación y el sacrificio. A veces pienso que tanta abnegación y sacrificio fue, en parte, lo que la empujó al suicidio. Su ejemplo no me sirvió cuando yo mismo tuve pensamientos suicidas.
Hoy me doy cuenta de que yo mismo soy un modelo que, para bien o para mal, mi propia hija seguramente está mirando. Trato de rescatar muchos valores que me dejó mi madre, pero tambien valorar mi bienestar y mi vida, porque ese es el ejemplo que quisiera dejarle.