
Ayer soñé con mi mamá que falleció a causa de suicidio hace ya 32 años. Estábamos los dos sentados dentro de una cápsula espacial que un enorme cohete iba a lanzar al espacio en viaje a Marte en solo unos minutos. Ninguno de los dos estaba angustiado ni preocupado, aunque sabíamos que era un viaje sin regreso, ya nos habían aclarado que en Marte no disponíamos de los medios necesarios para realizar un lanzamiento de regreso a la Tierra. Aún así, tratando de tranquilizarme mi mamá me dijo: “Será un viaje corto” a lo que yo respondí: “No mamá, Marte queda muy lejos, va a ser un viaje muy largo”, al tiempo que recordaba esa pequeña estrella rojiza perdida en la oscura inmensidad del cielo nocturno. Nuestra corta conversación se vió interrumpida por el rugido de los motores y el eco del conteo que presagiaba nuestra partida. Ambos compartiríamos ese viaje, lo que me hacía muy feliz. Para ella sería un viaje corto, y para mí un viaje muy largo que, pese a su ausencia física, intentaré disfrutar.